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LAS DIFERENCIAS

Antes de realizar un comportamiento básico como puede ser criticar o fijarse en la vida ajena se debe permanecer introspectivamente en nuestra persona. El estar centrado en nosotros nos evitamos miles de problemas nos ayuda a evitar conflictos. Esto en parte requiere de audacia y observación.

Mantener cualquier relación conlleva un mínimo de saber estar, si nos dejamos llevar por la ira o por cualquier síntoma de agresividad nos indicará que algo no marcha bien en nuestra persona y no en el otro.

Si recordamos que según muchos neurolingüistas, la mayoría de las personas hablan lo contrario de aquello que su cerebro les indica; nos situaría visualizar las cosas desde otra perspectiva y no tener en cuenta muchos actos del prójimo.

Las personas vivimos de una forma monótona, nos levantamos, comemos, trabajamos y cenamos, como los siete enanitos de Blanca Nieves. Sin embargo, hoy en día se descuidan las relaciones armoniosas, el cariño y amor hogareño.

Las relaciones sociales son indispensables para poder crecer, sino nuestra mente ermitaña se empobrece y sin darnos cuenta activamos todos los mecanismos de defensa. Los conflictos toman partido y se forma la complejidad del entendimiento. En cada conflicto la realidad es diferente, bien por las represiones intimas finalizando en un sentimiento de culpa. Es decir, donde el individuo piensa que el problema que le ha acaecido es por él.

Por otro lado se presenta la frustración al no alcanzar el entendimiento de los demás, lo que da lugar a la melancolía interna. En cierta medida se convierte en un duelo patológico donde el pensamiento y concepto de uno mismo es fruto del narcisismo.

Hoy en día, se conoce en muchos casos el motivo de los actos y comportamientos de cada uno de nosotros incluidos su origen. Por lo cual, debemos de analizar como actuamos y observar que mecanismo de defensa puede estar influyendo. Si estamos en continuo conflicto puede ser activado por una defensa donde vemos cierto peligro exterior. Puede estar trabajando inconscientemente ciertos recuerdos, cuyo estímulo activador de una palabra o un movimiento encenderá la mecha de nuestra ira, nuestros rencores, nuestro odio, agresividad.

Por ello, los motivos son defensas dirigidas a una finalidad, dicha finalidad suele ser por defenderse en su redundancia de lo que se considera un peligro y evitar la perturbación que se esta sintiendo. Las diferencias parten desde cada uno de nosotros consistiendo en examinar antes de llevar las situaciones a discusiones, mirar si provienen de ciertas obsesiones donde puede ser o bien por causas pasadas o por tener activado cualquier mecanismo de defensa ilusorio.

Las diferencias se encuentran en analizar el momento y hablar con tranquilidad desde la armonía como puede enseñar cualquier coach aplicando herramientas no agresivas. Nunca podemos saber a quién podemos necesitar o quién podrá estar a nuestro lado sin interés u objetivos propios. Podemos encontrar a personas cuyo única meta es ser amiga de sus amigos y querer un trato diferente, amable.

Uno de los mecanismos puede ser la intelectualización. Muchas personas se encierran en sus casas sin querer saber nada del mundo puesto que no se fían y el verdadero conflicto lo tienen consigo mismo. El consejo es buscar la diferenciación no en el trabajo sino en la excelencia del verdadero trato. No meterse en conflictos y serenar nuestro mundo interno rodeándonos de personas saneadas que quieran tener amigos y se encuentren en búsqueda de pasiones tanto culturales, artísticas o actividades sociales. Seguramente evitar los conflictos es mejorar nuestra salud puesto detrás de ellos siempre hay algo nuestro propio mundo psíquico y no del prójimo. Al rechinar las situaciones lo ideal es ver, observar, analizar y evitarlas.