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Chema Gómez Hontoria

Inspiración divina de Chema Gómez Hontoria

En esta ocasión es con un relato de Chema Gómez Hontoria del que nos servimos para seguir profundizando en los roles de pareja y apegos amorosos. Disfrutad leyendolo y luego analizaremos su esencia.

Francisco esperaba desde hace tiempo en la puerta de la iglesia. Era puntual, muy puntual y odiaba esa falta de formalidad que tenía gente. No soportaba la costumbre de Laura de llegar tarde a todos los sitios, hoy no iba a ser menos, y menos todavía cuando hay una tradición que ampara que la novia siempre llegue tarde a su boda. Ya le cantará las cuarenta mañana, cuando sea su marido y le pueda decir ciertas cosas, atarla en corto. Nada de llegar tarde, y de salir con sus amigas, esas reprimidas divorciadas menos todavía, que ya se sabe, se divorcia una y se quieren divorciar todas.

La iglesia de San Esteban no era la más grande de la localidad, ni la más bonita, pero era la favorita de la gente para casarse por la tradición de albañal. Se decía que entre las reliquias de la iglesia estaba un trozo del albañal en el que fue encontrado el cuerpo de San Esteban y que esta piedra daba suerte a los matrimonios que se celebraban bajo su advocación, los hacía felices y sobre todo fértiles. Estudiosos de la religión, aguafiestas los llamaban los de aquel pueblo, defendían que el santo que fue encontrado en un albañal fue San Sebastián y no San Esteban. Desde entonces el número de bodas disminuyó un poco y fueron, tal vez un poco menos felices y fértiles los matrimonios. Pero fue la iglesia elegida, y no por sus dotes milagrosas, si no, más bien, por su fácil aparcamiento y por su cercanía al lugar del banquete.

Tanto tiempo de pie hacía que los zapatos apretasen y apretasen. Como el sol, y todo por aquella maldita manía de ella de casarse en verano, que si en invierno hace mucho frío, que si la gente no sabe que ponerse, que si van a pensar que se casan de penalti. Francisco odiaba el verano, y ahora el verano le devolvía ese odio en forma de rayos a alta temperatura. El sudor estaba estropeando su peinado engominado, esperaba a que llegase su madre o alguno de sus invitados para refugiarse en una pequeña sombra a charlar con ellos. Mientras tendría que estar allí junto a la iglesia esperando a los impuntuales invitados y a la novia que seguro que llegaría más tarde de lo que marcaba la tradición, eso estaba claro, con lo que la gustaba dar la nota.

Laura esperaba que su padre bajase al coche, estaba nerviosa, su madre no hacía más que decir una y otra vez que estaba muy guapa, que qué le parecía el traje que se había puesto, que estaba muy nerviosa, que mira que es pesado tu padre, que siempre tenemos que llegar tarde por su culpa. El padre bajaba las escaleras presuroso, se había pasado la mañana lavando el coche, con este calor, y encima ahora le obligaban a ponerse ese traje. Pero estaba feliz, la felicidad que veía en la cara de su hija le hacía olvidar todos estos sufrimientos, incluso que le apretasen los zapatos nuevos que le había comprado su mujer para la ocasión.

Junto a la iglesia Francisco miró su reloj, quedaba un minuto y todavía no había llegado nadie, normal, con este puto calor la gente no llega hasta que no abran la iglesia para meterse al fresquito. Se secó el sudor con el pañuelo del bolsillo, que volvió a doblar con esmero antes de guardar. La gente que pasaba ya empezaba a mirar curiosa.

Laura era feliz, había tomado la decisión más importante de su vida y ahora su padre la llevaba en aquel coche, su coche de siempre, al encuentro con el hombre al  que amaba.  Él estaría ya esperando nervioso. Su madre la miraba una y otra vez desde el asiento de adelante, abrió la ventanilla, ya iba llegando la hora de hacer feliz a su marido y comprar un coche más nuevo, de esos que llevan aire acondicionado y todo. Total ahora que dentro de poco se iban a quedar solos, bueno o solos o de niñeros como le pasó a su vecina María que creía que se iba a quedar sola cuando se casaron sus tres hijas y ahora no para con tantos nietos. La tienen esclavizada a la pobre, aunque ella se queja poco, más bien se alegra de esa segunda juventud que le han dado los nietos. Ella también quería nietos, pero no era el momento de decir nada, más adelante cuando lleven un tiempo.

El cliente del bar llevaba tiempo mirando por el escaparate.
-Mira, -le dijo al camarero- otro novio al que han dejado plantado, ya van dos en este mes. Por que el otro día cuando fui a comprar el pan vi. a otro que estaba esperando
El camarero se acercó a mirar y sonriendo de dijo al cliente:
-Es el mismo de la semana pasada, y de la anterior, la verdad es que lleva 6 meses viniendo todos los sábados. Está un poco tocado, ahora cuando lleguen los invitados de la otra boda, y sobre todo el novio, se armará el lío. Les dirá que tienen que esperar que se celebre su boda, que él tiene hora a las 12, que ha sufrido un retraso la gente, y así hasta que lleguen los municipales, que ya le conocen y no se como no se ponen allí a las 12 para que no pase esto. Me imagino que será la intersección de San Esteban, que no quiere que se celebren en su iglesia matrimonios que no vayan a ser felices.
– ¿La intersección?, ¿qué es eso?. –Dijo el cliente- Además desde que dijeron lo de San Sebastián yo ya no creo en esas cosas. Seguro que a los municipales les divierte. Eso de ver gente trajeada discutiendo no deja de ser entretenido, la novia que se pone a llorar de los nervios, el cura que sale a la calle a ver que pasa, la madrina revolucionada, el padrino que mira que no se retrasen mucho para el banquete. No deja de ser una atracción para la zona. ¿Y de la novia desaparecida?, ¿sabes algo de la novia?
-No se nada, se dice que le dejó porque era un cabrón y le hacía la vida imposible, y si eso era así de novios, fíjate de casados. Sí es verdad, dejarle tirado es lo mejor que pudo hacer la muchacha.

Ella estaba ansiosa por llegar, quería que todo fuese bien, hoy se iban a conocer sus padres y los padres del que iba a ser su marido. Del ángel que la sacó del infierno en el que la metió el cabronazo con el que estuvo a punto de casarse.

Lo que al principio se presenta como el día más feliz de una pareja, resulta ser dos situaciones diferentes en las que el autor juega con nosotros gracias a la voz del narrador.

  • Encontramos a Francisco quien tiene una clara adicción amorosa con Laura pero necesita desempeñar el rol de dominación y control sobre ella, y prácticamente cualquier cosa como el mismo tiempo (por eso necesita ser siempre puntual).
  • Por otro lado, nos pasamos casi todo el relato pensando que Laura también tiene un tipo de adicción amorosa pero en este caso parece que sufre de una inocencia casi infantil al no darse cuenta de la patalogía de Fernando. Es al final cuando descubrimos que realmente si lohizo y se prepara para afrontar con ilusión su nueva etapa.

También estamos orgullosos de anunciar que un año más Chema Gómez Hontoria organiza Escolibro 2017 «Semana internacional del Libro» que tendrá lugar en San Lorenzo de El Escorial entre el 17 y el 23 de abril. Un lugar para la reflexión y el intercambio cultural al os animamos encarecidamende a ir.