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EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA PALABRA

En nuestras vidas cotidianas nos relacionamos socialmente y no damos importancia a la frontera llamada espacio vital de los individuos. Cuando intercambiamos el lenguaje, si nos encontramos en un ámbito laboral, la mayoría de nosotros estamos siempre alerta ya que dependiendo del compañero diurno con el cual entablas conversación puede perjudicarnos o beneficiarnos según nuestras palabras. Si la conversación es establecida en un contexto de conocidos. Se podrá charlar o comentar algo sin importancia, estando relajados.  Pero en ocasiones, donde creemos estar en un lugar protegido estaremos en muchos casos utilizando nuestras palabras como motivo de recreo para nuestros acompañantes. Si es un grupo amplio, se localizan personajes cuya vida es predispuesta a charlar y hablar de los otros, será un claro ejemplo de estar más fuera que dentro de su persona.

Cuando el ser humano trabaja su mundo interno preocupado tan sólo de su vida, seguramente evitará conflictos. Por otra parte, podemos estar ante personas que no son específicamente de dimes y diretes, pero si están a flor de piel, siendo personajes con una perspectiva externa y no interna. Desde una psicología ecológica la recomendación viene a ser la misma, si sabemos de dónde procedemos, que nuestra mira es dependiendo de donde nacemos y con quien nos codeamos día tras día.

La recomendación como intento deciros es ampliar esa perspectiva que nos tiene atrapados y no nos deja visualizar una amplitud de vida. Nuestro cerebro sabemos que funciona con un porcentaje bajísimo y donde se viene investigando sobre cómo funciona el resto. Plantear el diseño de ese porcentaje es trabajar la perspectiva de la vida, el umbral de visión cerebral hecho de una fina fibra y que tenemos que fortalecer, engrosar. Lo cual nos permitirá abandonar y dejar de ser personas cuya vida es vivida de una forma externa y no desde la perspectiva interna.

Hay que trabajar para superar las frustraciones. Es decir, aquello que no entendemos y para ampliar nuestra visión de las cosas y sus significados. Pero eso sí, hay que trabajar y trabajar, con fuerza de voluntad para no caer en depresiones absurdas por no entender aquellas palabras que oímos y no entendemos. Como decía un profesor mío de la universidad. estudiar duele, cambiar duele, enfrentarse duele, todo aquello no aprendido, duele y cuando por fin aprendemos, entendemos y sentimos de otra manera, es cuando por fin veremos, entenderemos y sentiremos de otra forma.

Por tanto, si en un momento dado una palabra nos hace daño, examinemos que sucede dentro de nosotros, que hay dentro de nuestras frustraciones, dentro de nuestros límites de perspectiva. Lo más cómodo es siempre echar la culpa al prójimo y entrar en la crítica. Cuando realmente el sentido de lo que duele es aquello que no entendemos y que aún no estamos preparados para su significado.

Por consiguiente, sólo pregunto ¿Por qué nos duele lo qué no entendemos? Dejemos el resquemor y examinemos el significado de la palabra. Miremos en nuestro interior siempre y el verdadero significado lingüístico. ¿Qué nos sucede a nosotros? No echemos la culpa a los demás y si el comentario viene en dirección dañina intentando conseguir ver el problema en nosotros si en esos momentos, no tenemos fortalecida nuestra persona aunque la otra persona la parte que le toca sea por su falta de responsabilidad en no ampliar y dejar crecer su plano mental.  La libertad no se encuentra en la política, ni en las situaciones sociales o personales. Se encuentra en el verdadero significado de las palabras.